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Un experimento “crece-pelo”

Casi todos hemos visto alguna vez, ya sea pintada en una pared, en un cuadro o en una imagen de Instagram, la representación de un busto cuya melena, en lugar de ser cabellos, es una maraña de plantas y flores silvestres o incluso de algas. Y es que el cabello tiene una gran simbología: a menudo es usado, en el arte, para representar aquello que nos pasa por la cabeza, lo más profundo de nuestra esencia o, incluso, los ciclos de la vida.

Hoy os traemos un curioso invento que se puede replicar fácilmente en familia durante estas vacaciones de verano y que muestra la magia de la vida. Ah, y si tenéis pequeños con vocación de peluqueros, les gustará aún más. Aquí os explicamos cómo hacerlo:

Materiales:

  • Cáscaras de huevo.
  • Semillas de chía.
  • Algodón o papel toalla.
  • Agua.
  • Una botella de plástico para recortar o un recipiente pequeño para colocar las cáscaras de huevo.

Pasos:

Preparar las cáscaras de huevo:

  • Haz dos agujeros al huevo para vaciar bien las cáscaras por dentro, asegurándote de que no queden restos.

Colocar las semillas:

  • Humedece un poco el papel toalla y colócalo dentro de la cáscara de huevo, de modo que las puntas salgan por los dos extremos.
  • Con un extremo has una especie de mecha que introducirás en el recipiente con agua y, con el otro, haz una especie de gorrito húmedo para el huevo y coloca en él las semillas, húmedas, también.

Hidratación:

  • Asegúrate de que la mecha de papel siempre tiene acceso al agua en el recipiente.

Cuidados:

  • Mantén las semillas de chía en un lugar con buena luz natural, pero evita la luz solar directa intensa.
  • Rocía las semillas con agua regularmente para mantenerlas húmedas.

¡Y ahora sólo queda disfrutar de la nueva mascota!

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